Tan tristes se humillan las olas a mis pies
Que suspiran mis ojos por amarlas.
Tan grande es la inmensidad de sus silencios
Que las gaviotas juegan en el pentagrama de sus espumas.
Olvidadas cantan las rocas a las sirenas muertas,
Las algas verdean al viento de sus corrientes
Y parecen tener ojos.
Tan tristes se humillan las olas a mis pies
Que parece que el infinito está a un paso,
Al otro lado de su boca, azul,
Tan grande es la soledad de sus susurros
Que los peces bailan alrededor de las sirenas
Muertas y muertos sus cantos
Por los besos de cien mil marineros hambrientos.
Las nubes son puños que se cierran jurando venganza al infinito.
Tan tristes se agrupan las arenas en mis manos
Que me diluyo de pura brisa
Y parecen decir algo.
Tan tercos suben los granos de arena hasta mis párpados
Que tras la niebla del dolor veo las islas
Doradas y muertas… cementerios de sirenas,
Nichos de voz: despojo de náufrago
Barril que flota… ola que se pierde…
Puños al cielo que se abren…
¿Qué son, lágrimas?
Salpica, pobre sirena, despiértame con tu cola…
Tan grande es su amor…
Tan pequeño el mar.
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